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Ayana

¿Vacaciones con niñxs?

Todos estamos contentos cuando llegan las vacaciones. Tomarse un respiro en nuestras obligaciones laborales, sin duda suele ser un momento esperado. Unos somos de los que montamos un sinfín de planes y no parar, mientras que otros somos de optar por relajarnos y poco más.

No obstante, cuando tenemos hijos, las decisiones acerca de cómo planificamos nuestras vacaciones tienen que ver directamente con ellos. Eso no implica, sin embargo, que no podamos elegir lo que queramos hacer con nuestro tiempo libre, sino que, simplemente debemos tomar consciencia que el descanso lo compartiremos con nuestros tesoros, que no tienen ninguna intención de relajarse ni desconectar, sino de pasar tiempo con sus personas preferidas: ¡vosotros!

Así que seas de planificar o de improvisar, de relajarte o de no parar de moverte y aprovechar el tiempo, quizás tener lo siguiente en cuenta te ayude:

  • Acepta todo lo que pase: sin querer cambiarlo. Más tiempo compartido con nuestros hijos, también equivale a más tiempo para que pasen cosas. Como, por ejemplo, rabietas o enfados.

  • Céntrate en poner el foco en lo que suma: pese a las dificultades de algunos momentos, somos adultos capaces de valorar el conjunto. Al final pasar tiempo con nuestros hijos es un gran regalo para ellos y para nosotros.

  • Acomódate: al ritmo de tu hijo. Si lo miramos desde la vertiente positiva, nos ayudan a bajar una marcha y a desacelerarnos de nuestras prisas del día a día. Recuerda que él no puede seguir tu ritmo porqué aún es pequeñito. Si tu te adaptas al ritmo de él, reducirás muchísimos momentos incómodos y de aburrimiento ante las rabietas.

  • Juega: a lo que os guste, a ti y a él. Compartir, construir

  • Abrazaos: ¡mimos, mimos y mimos! El contacto físico refuerza el vínculo afectivo, ¡así que a quererse!

  • Pide ayuda si necesitas algo de espacio a solas. ¡Es lícito y necesario! Que estés conectado y de buen humor le ofrece calidad a la relación con tu hijo.

  • No hagas nada que no quieras: que tu estés en armonía con aquello que quieras hacer se le transmite directamente a tu hijo. Las vacaciones son momentos para disfrutar de lo que a uno le hace feliz. ¡Conviértete en un buen espejo para tu pequeño! Ah!! Muy importante:

¡Permítete sentir aquello que sientas con tu hijo! Sin eso de: “debería sentirme así o asá”. Es lo que es, sin más: ¡escúchate!





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